La declaración de un agente de la agencia HSI (Investigaciones de Seguridad Nacional) de Estados Unidos es la mejor demostración del millonario contrabando de oro del Perú con destino al país del norte, probado con interceptaciones telefónicas de los presuntos delincuentes extranjeros en territorio peruano.Se trata de conversaciones recabadas en el expediente N° 17-MJ-02378-GARBER, de la Corte de Justicia del Estado de la Florida, que entregó bajo juramento el agente Colberd Almeida sobre el ya sentenciado Juan P. Granda (alias "Flecha"), un norteamericano de origen ecuatoriano que hizo los negocios del metal precioso en la selva de Madre de Dios y en Bolivia.Juan P. Granda, ejecutivo de la estadounidense NTR Elemetal, la compradora del preciado metal, más conocido como "el Pablo Escobar del oro", escribe el 1 de octubre del 2014, a través de Whatsapp y desde Puerto Maldonado, Perú, a una persona identificada con el nombre de "Vendedor 2", a quien le informa que llegó bien y ambos comentan sobre negocios con otro sujeto identificado como "Vendedor 1"."Soy como Pablo [Escobar] viniendo a Ecuador para recabar coca. Tengo el material del [vendedor1] dirigido a los sacerdotes", señala. A lo que el ‘Vendedor 2’ responde: "¿Entonces, ‘Vendedor 1’ está comprando como ‘Empresa’ y exportando? ¿San Fidel?", comenta.Posteriormente, el 28 de octubre del mismo año, el ‘Vendedor 2’ había viajado a La Paz, Bolivia; y se quejó que Juan P. Granda era el culpable de su estadía de negocios en Bolivia, pues él debía encausar la represión de oro en Perú.