La masificación del gas de Camisea fuera de Lima e Ica arrancó a finales del 2017. En aquella ocasión, los ductos virtuales (camiones cisterna) de Quavii y Fenosa llevaron las primeras moléculas de dicho hidrocarburo hacia distantes latitudes como Cajamarca, al norte, y Tacna, al sur. Ahora, el Gobierno se propone llevar el gas a los hogares de la sierra central y el Altiplano a través de otro gasoducto virtual que será adjudicado en diciembre próximo, según comentó ProInversión a Día1. Habrá, así, tres ductos virtuales que servirán de paliativo al retraso de los grandes ductos regionales: el surperuano, actualmente en rediseño, y el norperuano, en etapa de bosquejo. Se trata de un esquema ambicioso que busca extender a todas las regiones los benefi cios del uso del gas. Las estadísticas son claras."El uso del gas de Camisea ha generado ahorros de US$3.700 millones para el país, debido a la sustitución del diésel y el carbón, más caros y contaminantes", apunta Jorge Olazábal, gerente general de Cálidda, concesionario del gas natural en Lima. Principales beneficiarios de esta sustitución son los sectores eléctrico e industrial, que consumen el 90% del gas que se distribuye en la capital. A setiembre del 2018, en efecto, todas las centrales térmicas y grandes industrias de Lima están conectadas a este servicio. En el foro La Hora del Gas 2018, los responsables de la masificación del gas de Camisea en Lima y provincias proyectaron que habrá 1,2 millones de hogares conectados a sus redes de distribución hacia el 2021."Hablamos de un nivel de penetración del 15% o 16%, que, para efectos de la masificación, es una cifra corta", anota Alberto Polifroni, CEO de Quavii. Se trata, en efecto, de una cifra insatisfactoria, si se la compara con la penetración alcanzada en otros países productores de gas, como Argentina (65%), Colombia (65%) y Bolivia (41%), que inició su proceso de masifi cación en el 2005, un año después que el Perú.