Las caritas sucias y los vivaces ojos de veinte niños nativos se encendieron cuando llegó la hora de comer. "¡Qué rico pescado!", gritaron cuando las madres del comedor escolar sirvieron el almuerzo preparado con una doncella recién capturada.Ellos y los más de 260 nativos de Shivankoreni, comunidad machiguenga ubicada muy cerca de la moderna planta de gas Malvinas. Estaban cansados de comer carne de huanganas, sachavacas y sajinos desde hace casi tres años.¿Por qué la alegría? Es por el retorno de los grandes peces a las cuencas de los ríos del Bajo Urubamba y Camisea, que son los que le proveen de doncella, zúngaro y dorado, peces que alcanzan tamaños de hasta 1,80 metros y pesan más de 100 kilos. Antes abundaban en las aguas que alimentaban a estas comunidades, pero desaparecieron.Mario Italiano Peña, apu (jefe) de los machiguengas de Shivankoreni, dijo que durante este tiempo tuvieron que viajar varios días hasta las cochas (lagunas) para pescar y cazar animales de monte para balancear la alimentación en las comunidades.Italiano contó además que su comunidad recibió del proyecto Camisea 68 mil dólares como compensación por el uso de su territorio. Con ese dinero adquirió un lote de ganado vacuno para proporcionar leche a su pueblo. Además formó una especie de banco a fin de otorgar préstamos rotativos para la siembra de arroz; después compró botes para transportar el producto de la caza y pesca, pues en esta parte de la Amazonía no hay carreteras.Unos diez mil dólares restantes los depositó a plazo fijo en un banco del Cusco.Con los intereses puede seguir comprando útiles para los niños de la comunidad.