En el Perú, la minería tiene siglos de historia; sin embargo, recién cuando se industrializó, la práctica comenzó a tener conflictos entre la población cercana a los proyectos y las empresas concesionarias.Pablo de la Flor, gerente general de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE), conversó con Perú21 sobre los retos en material social que el sector espera. Han lanzado una campaña llamada Casa Abierta para comunicar las actividades de las minas a la población.Sí, es un vehículo que nos premite llegar a la población y establecer un especio de diálogo que nos permita recoger información de las inquietudes que esta alberga. Lamentablemente, la relación entre la actividad y la población ha sido muy distante. La hemos montado en cinco localidades distintas, donde explicamos cómo funciona la actividad.¿Hay planes de hacerlo en otros lugares?Ha sido un vehículo exitoso.Vamos a tener una segunda oleada de estas casas abiertas. Aparte de cambiar la perspectiva de las comunidades, ¿cree que este proyecto influya en las proyecciones de crecimiento? La población está necesitada de información. Había un vacío informativo que estamos queriendo llenar y no hay nada peor para la actividad que una población con concepciones equívocas, que algunos actores siembran de manera interesada. (Edición domingo).