El gobierno que se va ha tenido varios ministros sobresalientes cuya actuación compensó los desajustes políticos de otros integrantes del régimen, y que han contribuido a establecer un patrón de gestión pública que el nuevo gobierno parece continuar. Enhorabuena.Uno de esos buenos ministros es Fernando Zavala. Con perfil bajo, administró una gestión en el siempre complicado MEF que cosechó el esfuerzo de los últimos años para concretar uno de los períodos de crecimiento más largos en la historia peruana y retomar el vigor de la inversión privada.El combate a la pobreza no logró efectividad en gran parte porque se carece del Estado eficiente, articulado y con las prioridades bien puestas que lo permita, pero lo cierto es que el próximo presidente empezará con la situación económica más favorable de la que tuvieron, al inicio, sus predecesores de por lo menos el último cuarto de siglo.Zavala tuvo un papel crucial en dicho proceso. Primero, como viceministro de Pedro Pablo Kuczynski -dos veces-, Javier Silva Ruete y Álvaro Quijandría, tres solventes profesionales que le deben haber transmitido, en el trabajo cotidiano, su valiosa experiencia en el manejo de las finanzas públicas durante las últimas cuatro décadas.Y, después, como ministro de Economía, el segundo más joven en ese cargo desde Nicolás de Piérola. Desempeñó el puesto con eficiencia, transparencia, honestidad, sencillez y sin exhibir los alardes de muchos de los que pasan por la gestión pública y se marean con los juguetes asociados al poder, desde la circulina ruidosa que los atonta hasta el ejercicio arbitrario y corrupto de él.Con una sincera vocación por la gestión pública, Zavala mantuvo una relación distante de la 'política', quizá porque aprendió desde muy joven -como periodista, en Apoyo- a reírse de lo ridículo que se ven muchos políticos ostentando el poder.Ojalá que ese sea el estilo que se imponga en el futuro en la selección de ministros, profesionales eficientes y honestos que hacen el trabajo mientras los políticos practican y 'entretienen' la política, señala el director de Perú 21, Augusto Álvarez Rodrich.