LA AGENDA INCUMPLIDA DEL CONGRESO
29 de noviembre de 2004

E l debate político se ha visto beneficiado positivamente en los últimos días con los preclaros aportes del ex presidente Valentín Paniagua y del destacado intelectual Hernando de Soto. Con la ventaja que da ver los toros desde la tribuna, ambos líderes de opinión han coincidido en un tema medular: el Gobierno debe retomar liderazgo, a través de la figura del primer ministro, y consolidar nuestro debilitado Estado de derecho.El llamado del doctor Paniagua ha sido bastante claro: O Carlos Ferrero toma las riendas del país y ayuda al Ejecutivo a recuperar el liderazgo que reclama la población o es mejor que sea relevado en su cargo. Amplia experiencia política, condiciones y talento no le faltan al primer ministro para dar una nueva reorientación a la política gubernamental.En lo mismo, Hernando de Soto ha insistido en la necesidad de un nuevo contrato social, propulsado por un Gobierno que convoque, articule y dé sentido de futuro a la nación. Como ha dicho, no hay manera de lograr prosperidad adicional sin cooperación, sin que prevalezca el orden y se devuelva confianza a la población. En otras palabras, un cambio legal e institucional.El Gobierno debe escuchar estas otras voces, sin duda acreditadas en su experiencia y sobre todo en su interés de aportar a que las cosas mejoren en el Perú.Como ha reconocido De Soto, en entrevista con nuestro Diario, la situación interna podría estar peor, en tanto que el presidente Toledo ha manejado las cosas con moderación, "pero el problema es que el Perú esperaba más que eso".Por ello, como propusimos hace algunos meses, hoy más que nunca se necesita que el presidente del Consejo de Ministros asuma un papel realmente protagónico en la conducción política del día a día. Esto evitaría la sobreexposición del presidente Toledo, quien podría dar un paso al costado sin abandonar sus indudables prerrogativas, y permitiría un cambio en el manejo del orden público. Más allá de su centenar de presentaciones públicas, lo que se necesita es que el doctor Ferrero abandone su arraigado perfil bajo y dé la cara a los problemas, sobre todo cuando las papas queman y las crisis no perdonan.