El pasado lunes, Milton Guerrero, responsable de la transferencia del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) al nuevo gobierno aprista, había expresado nuevamente su desconfianza sobre las cifras de reducción de la pobreza proporcionadas por este organismo. Pero ayer en una conferencia de prensa, el jefe del INEI, Farid Matuk, pasó a una interpretación más dura sobre estas discrepancias."Yo no soy técnico, ni experto en estadística, pero tengo amigos y asesores que son estadísticos", reconocía Guerrero anteayer en un programa televisivo. Matuk no pudo más y expresó ayer la siguiente réplica: "Tengo la sensación de que se trata de un ataque personal para que se deje de publicar esta información. (...) El propósito de estas críticas es que no haya más este seguimiento (de las condiciones sociales del país). (...) Después de lo visto ayer, creo que se trata de un acto malévolo e intencional para destruir todo el sistema de registro de la pobreza y de contar con una oficina de estadística dúctil a los intereses del régimen". ¿Qué puede ganar el Apra con esta discusión? Según Matuk, "una discrecionalidad fabulosa para el gasto social". Y es que con la metodología empleada para medir las necesidades básicas insatisfechas, hoy el INEI está en capacidad de rastrear año a año la situación de pobreza de las provincias y el impacto de las políticas sociales en cada una de ellas.