Luego de confirmarse que Primax, del Grupo Romero, concretó la compra de los grifos de Pecsa, se advierte que con cadenas de comercialización que tienen mayor poder en el mercado existe poca flexibilidad en el tratamiento de los precios.Germán Alarco, de la Universidad del Pacífico, sostiene que la venta de combustibles es una actividad muy sensible y recuerda que históricamente se han presentado problemas con los precios que reducen el bienestar de los consumidores y afectan la libre competencia."En el caso concreto de las gasolineras no hay la flexibilidad suficiente para reducirlos, cuando los precios de refinería e internacionales caen en perjuicio de los consumidores", señaló.Se debe apuntar que Primax, con la adquisición de Pecsa, suma a sus 700 grifos unas 400 estaciones más en promedio, con lo cual manejará desde ahora el doble del negocio de su principal rival, la empresa Repsol.Asimismo, Primax cuenta ahora con el 21% de los grifos del país, pero no representa una posición de dominio, pues para ello sus estaciones de servicio deberían sobrepasar el 35% del total del mercado local, tal como apuntó Aurelio Ochoa, ex presidente de Perupetro.No obstante, subrayó que nada garantiza que mañana más tarde venga un tercero y compre a los dos. (Edición sábado).