Cinco veces, entre diciembre de 2004 y marzo de 2006, el ducto de líquidos de gas natural de Camisea, que opera Transportadora de Gas del Perú (TgP), ha sufrido derrames.El último, ocurrido a pocos kilómetros del pueblo de Kepashiato, provocó un incendio que arrasó con sembríos y ganado, desatando un escándalo en contra de TgP. La empresa, acostumbrada al perfil bajo, tuvo que salir a defenderse y enfrentar graves acusaciones, mientras un desinformado premier Kuczynski hablaba de sabotaje al ducto, empeorando la situación.Ahora, para evitar futuros problemas, TgP ha decidido meterse la mano al bolsillo y soltar algunos millones más para enfrentar la furia de las lluvias selváticas que, durante la construcción del ducto, no habrían sido tomadas muy en cuenta. Enterrados dos metros bajo tierra, los ductos de gas y líquidos de Camisea atraviesan el país, hasta llegar a la costa. Y aunque van en paralelo, el ducto que transporta el gas no ha sufrido ningún desperfecto. En cambio, el de líquidos ha tenido ya cinco incidentes.¿Por qué? Simple: en zona de selva, el ducto de líquidos mide 14 pulgadas, mientras el de gas natural mide 32. Es por eso que le preguntamos a Ricardo Ferreiro, gerente general de TgP, por qué no se le dio al ducto de líquidos un mayor grosor, similar al de gas, para evitar percances, sabiendo que la zona de selva traía en determinadas épocas un clima muy agresivo.(Edición sábado).