El ‘boom’ de la minería está de regreso.Prueba de ello es la reciente racha alcista de los precios del cobre y zinc, que anotaron marcas récord de los últimos 4 y 10 años, respectivamente, la semana pasada. Según los analistas, esa tendencia se prolongará por 5 a 7 años, tiempo más que suficiente para reactivar y echar a andar los megaproyectos mineros paralizados en años previos.Sin embargo, un nubarrón amenazaría con ensombrecer este ubérrimo panorama: la crisis del poder Ejecutivo producida por el fallido intento de vacancia presidencial que sorteó Pedro Pablo Kuczynski y el posterior indulto otorgado a Alberto Fujimori.Una voz de alerta ya la había lanzado -el pasado 19 de noviembre- Pro Inversión, cuando anunció que había decidido aplazar por dos meses la subasta de Michiquillay, megaproyecto de cobre de US$2.000 millones, debido a la incertidumbre generada por la "coyuntura política".Víctor Gobitz, CEO de Compañía de Minas Buenaventura, es claro en señalar que el ruido político no tiene por qué afectar el desarrollo de la industria minera, porque esta no adopta sus decisiones de inversión con la "lógica de un retail", sino pensando en el largo plazo. "Esperamos que Minsur y Anglo American tomen este año la decisión de invertir en Mina Justa y Quellaveco. Pero el efecto de esta determinación se verá al cabo de 3 o 4 años. El 2018 no habrá un impacto. Este empezará a sentirse en 2019 y 2020, y será sustantivo recién en 2021 o 2022, cuando comiencen a producir. Son decisiones que no se rigen por el ruido político", apunta.