Todos los países de América Latina cerraron el 2017 con déficit fiscal por la sencilla razón de que gastaron más dinero del que ingresaron las arcas estatales. La mayoría de los países en el mundo -incluyendo las economías desarrolladas- viven con cifras rojas en el balance. Por ejemplo, Estados Unidos que registró este año un déficit fiscal de US$ 665.700 millones (equivalente a un 3,5% del Producto Interno Bruto) o Japón que llegó al 4,5%. El déficit suele ser un acalorado tema de discusión tan económico como político, dado que los gobiernos pueden abrir la billetera (especialmente en períodos preelectorales) y heredarles a los sucesores deudas gigantescas.