ENERGÍA DE CAMBIO
22 de diciembre de 2017

Antes, en Gilatamarca, centro poblado del puneño distrito de Ácora, había que vivir pendiente de no dejar las velas encendidas por las noches. Un pestañeo podía originar un incendio casero. La historia viró 180 grados. Hoy, adyacente a los techos de latón a dos aguas de cada casa, brilla un panel solar. Y la luz eléctrica, a la que Thomas Alva Edison dio impulso industrial en el siglo XIX, dos siglos después, llega a esta y otras localidades de Puno. En la comunidad lacustre de los uros, en el lago Titicaca, si antes un artesano se demoraba dos meses en elaborar una balsa de totora para 30 personas, hoy, que ya puede ganarle algunas horas a la noche, las confecciona en la mitad del tiempo.