Cuando por fin, después de más de 20 años de postergación, se hizo realidad el proyecto Camisea, el gobierno de Alejandro Toledo anunció que la prioridad sería la masificación del gas natural en los hogares peruanos. Sin embargo, a poco de concluir su mandato la realidad es distinta: a pesar de que los usuarios les garantizan ingresos a Cálidda (distribuidora de gas en Lima y Callao) para financiar las obras del gasoducto a través del pago por concepto de la Garantía por Red Principal (GRP), el gas de Camisea no se ha masificado.Hace dos años llegó a Lima el gas procedente de Camisea (Cusco) y a la fecha solo cuentan con gas natural 3,310 viviendas frente a 31,303 potenciales (con red de tuberías de gas frente a sus casas).El especialista Aurelio Ochoa y el ex ministro de Energía y Minas, Carlos Herrera Descalzi, coinciden en que el gobierno no muestra voluntad para exigir celeridad en las instalaciones domiciliarias, pero sí puso todo su empeño en la exportación del gas. Para los especialistas, con los ingresos garantizados por concepto de GRP más viviendas deberían contar con gas natural en sus hogares.Cálidda dice en su defensa que el GRP solo está relacionado con la obra inicial (gasoducto) que se terminó el 20 de agosto del 2004. "Todo lo que es la masificación del uso del gas en Lima a partir del 20 de agoto del 2004 son extensiones de redes que no tienen nada que ver con GRP, el riesgo asociado a esas redes es absolutamente nuestro (Cálidda)", dijo a La República Marcelo Cappellotti, gerente general de Cálidda.(Edición domingo).
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