MINERÍA Y GAS: EL COMBUSTIBLE QUE HACE AVANZAR EL SUR
2 de octubre de 2017

La imagen que tenía Lima del sur peruano era la del pariente pobre. La del chacarero arreando burros cargados con porongos con leche que abastecían a la empresa Gloria. Veinte años después, esa postal caricaturesca y estigmatizada ha cambiado, sostiene el economista Patricio Quintanilla Paulet.La transformación fue crucial pues la inversión privada es el principal motor. Se inyectaron importantes capitales en los sectores minería, comercio y turismo."Podemos ser el contrapeso de Lima", dice entusiasmada la gobernadora de Arequipa, Yamila Osorio, en una entrevista que publica la revista Poder. Aunque Quintanilla señala que esa apreciación es desvirtuada por los números: el 50% del Producto Bruto Interno (PBI) lo concentra Lima y el sur no llega ni al 18%. El centralismo es reflejado también en el reparto del presupuesto: 75% lo maneja el Poder Ejecutivo y solo el 15% las regiones.Por otro lado, la pobreza se mantiene irreductible. Casi el 40% de pobladores en Cusco, Puno y Apurímac no pueden cubrir su alimentación, vivienda y educación. Y por lo menos 10%, pobres extremos, no tiene qué comer. Aún no chorrea para todos.Dicha afirmación puede desprenderse del último número de la revista Poder, que toma el pulso a los avances y estancamientos de Arequipa, Moquegua, Tacna, Cusco, Puno, Apurímac y Ayacucho.Una primera constatación es que el sur creció entre 2008 y 2016 en 6.3%, un punto y medio más que el promedio nacional (4.8%). Eso se refleja en la mejora del ingreso que recibe, en promedio, en un año, cada habitante (per cápita) para vivir.