Ayer se suspendió finalmente la huelga de maestros que, en su conjunto, acumulaba 75 días de duración y mantuvo a cerca de 2 millones de alumnos de las escuelas públicas del país fuera de la aulas.Luego de que el Ministerio de Educación aceptara gran parte de las demandas planteadas por los docentes que se mantenían en huelga -lo que oficializó, además, con un decreto de urgencia publicado hace casi dos semanas-, resultaba incomprensible la persistencia en la medida de fuerza impulsada por el denominado Comité de Lucha de las Bases Regionales del Sutep que lideraba Pedro Castillo.A la fecha, los maestros habían conseguido ya un incremento salarial con un piso de S/2.000 (entre 28% y 60% más de lo que era a inicios del gobierno), que los docentes contratados perciban también una compensación por tiempo de servicios y subsidios por luto y sepelio, la disposición de un presupuesto adicional (S/200 millones) para el pago de la deuda social a los docentes y la adición de un proceso de capacitación presencial antes de que se inicie la primera evaluación de desempeño docente (de un total de tres a lo largo de tres años), entre otros beneficios. Es decir, los motivos para deponer la huelga sobraban.Las razones, sin embargo, parecían ser lo de menos. Esta semana, el bloqueo de avenidas y carreteras en la capital del país se multiplicó en lo que parecía ser un desesperado intento de los huelguistas por llamar la atención, pese a que ya no quedaba más brazo que torcer del Gobierno y el Congreso, y a que el respaldo popular que en algún momento acompañó a la protesta se desvanecía con el paso de los días.En este contexto, ¿qué podía justificar, entonces, la intransigencia de la que hacían gala Pedro Castillo y compañía?Se trata de un misterio que para algunos, quizás, hubiera quedado sin resolver. Pero la perorata del propio Castillo y los ecos que lanzaban sus adláteres la tarde de ayer en la plaza Dos de Mayo fueron suficientes para resolver un enigma que, como hemos advertido en El Comercio hace varios días, tan encriptado no era.(Edición domingo).