TRÁNSFUGAS EN EL CONGRESO: DEBATE PENDIENTE
20 de junio de 2006

M ás allá de los escándalos que suele generar, el caso de los congresistas tránsfugas merece un amplio debate que contemple las diferentes causas y circunstancias que provocan este problema.Lo cierto es que el transfuguismo no existiría si tuviéramos un sistema de partidos consolidado, formado por instituciones políticas bien estructuradas y organizadas. Salvo contadas excepciones, en su lugar tenemos un conglomerado de grupos integrados por invitados, convocados para cubrir plazas, captar más votos o proporcionar recursos en las campañas electorales.Por eso, como han señalado voceros de Transparencia, aquí no está en juego la calidad personal de quienes renuncian a sus agrupaciones de origen, sino la crisis partidaria que nos agobia desde hace décadas. Esto debe tenerlo muy en cuenta el actual Legislativo que, en el último año, ha sido incapaz de aprobar una norma que ponga coto a los tránsfugas (probablemente porque más del 20% de sus miembros abandonó sus partidos para adherirse a otros o convertirse en independientes).Ahora bien: ¿Este es el mejor momento para aprobar alguno de los tres proyectos presentados este año sobre los tránsfugas?Parece que no. Más importante es que este Congreso deje al próximo la tarea de convocar a un debate amplio que contemple, entre otros asuntos, las causas que provocan las renuncias parlamentarias.No podemos generalizar ni analizar desde la óptica de la coyuntura un tema tan complejo, que requiere un análisis mucho más amplio del problema. Así como muchos congresistas abandonan sus agrupaciones políticas en procura de un provecho personal (dinero, por ejemplo), otros podrían necesitar hacerlo por razones de conciencia. ¿Qué salida podría tener alguien cuyo partido cambia de estatutos, se fusiona, polariza sus propuestas o se descubre su vinculación con el narcotráfico? ¿No sería lógico que tenga la opción de retirarse de la agrupación que lo puso en el Congreso?Solo un debate técnico y desapasionado, que recoja con toda calma las propuestas de los partidos y de expertos, permitirá hallar salidas. De otra manera, no se encontrará una adecuada solución a un problema que, como hemos visto, tiene sus raíces en la precariedad de las mismas agrupaciones políticas.