CARTA AL PRESIDENTE ELECTO
18 de junio de 2006

Presidente, ya que has sido proclamado mandatario electo, te envío esta carta desde la Clínica Mayo (donde debo hacer un chequeo obligatorio cada año, porque hace tres años me cambiaron la válvula aórtica por un defecto de nacimiento).Lo más importante es, sin duda, felicitarte por tu elección como presidente. Nadie tiene la oportunidad de serlo a los 36 años y de regresar a los 57, todavía una edad casi juvenil. ¡Con esta secuencia, estadísticamente, deberías regresar una tercera vez a los 78 años! No auguré este progreso cuando eras alumno de derecho de la Universidad Católica, mientras yo trataba de enseñarles el curso de economía (sacado del libro de Paul Samuelson) a futuros abogados poco interesados en temas económicos. No voy a analizar la reciente elección, ya muy comentada. Pero habiendo sido ministro cuatro veces en los últimos 26 años, y habiendo contribuido algo a la mejora económica de los cinco años que terminan el 28 de julio, me permito poner algunas sugerencias por escrito en base a mis experiencias.Es obvio que la gran prioridad para los próximos años -no sólo los cinco que vienen- es de reunificar un país política y socialmente fracturado: la Costa contra el interior, Lima contra las provincias, los que tienen frente a los que no tienen, los que se sienten parte del progreso frente a los que están marginados. ¿Cómo se hace eso? No sólo es un tema de gasto gubernamental, sino de combinar la organización gubernamental a todos los niveles con el esfuerzo privado. Doy un ejemplo: el grueso del 48% de la población que vive en pobreza está en zonas rurales y semi-rurales, especialmente en la Sierra. Por consiguiente, hay que hacer un gran esfuerzo en agricultura. Pero ese programa no pasa solamente por dar crédito subsidiado (que nunca será repagado si no está bien administrado), sino por crear sistemas de almacenamiento (con un incentivo para que el sector privado los organice), un plan de vías rurales bien mantenidas (ya existe el incipiente Plan Costa - Sierra que creé estando en el Ministerio de Economía, en el cual concesionarios privados administran la construcción y hacen el mantenimiento), electrificación rural (un tema del Estado), titulación de tierras (un programa con una administración demasiado politizada) y sistemas de riego (cooperación entre el gobierno central y regional y el sector privado). Otro ejemplo: la cobertura de agua y saneamiento (en las casas, no a 100 metros en un caño público) es menor de 60% y en muchos sitios el servicio es intermitente. Para remediar este terrible déficit, y llegar a 90% de cobertura en cinco años, se necesita US$5,000 millones. No hay forma de que el Estado cubra más de la mitad de esta suma. Un programa de esta magnitud no sólo crearía mucho trabajo en todo el país, sino que permitiría seguir reduciendo la mortalidad infantil (que bajó de 33 a 23 por 1,000 nacidos vivos bajo el gobierno de Alejandro Toledo, consiguiendo un premio en la OMS), entre otros logros sociales y económicos del actual gobierno. Se debe seguir el programa de concesiones iniciado en Tumbes y Piura para las grandes ciudades de provincia (en las cuales hoy la mora de pago del agua es de más de seis meses) para dejar que el gobierno con sus recursos se ocupe de las ciudades más pequeñas y de los pueblos. Pero debe ser un programa integral: si se improvisa en pocos meses, el resultado sería obras incompletas (como el interceptor norte de desagüe en Lima, que termina frente al mar de Ventanilla sin la necesaria planta de tratamiento). La mayoría de los ministerios se han tecnificado en los últimos años. En el caso del Ministerio de Economía, por ejemplo, los 100 a 150 funcionarios centrales le harían honor a cualquier Ministerio de Economía en el mundo. Casi todos son contratados sin beneficios sociales, pensión, CAFAE, etc. Si se les recorta su remuneración, la cual dista mucho de lo que podrían ganar en el sector privado o afuera, simplemente se irán. Escúchalos, así como a los otros organismos del Estado. Es fundamental que tus ministros sean personas de prestigio y probidad reconocida. Tu canciller y tu ministro de Economía deben conocer bien el mundo exterior y deben ser reconocidos en ese mundo. Este último debe ser joven y conocedor del tema: es el puesto mas difícil del gabinete y no hay tiempo para aprender sobre la marcha. Dicho sea de paso, no esperes al 27 de julio para anunciar esos nombramientos: lo único que se logra con eso es prolongar la incertidumbre y no dejar suficiente tiempo para una transición ordenada. Las transiciones hechas por terceros en vez de los que tienen o tendrán las responsabilidades no sirven para realmente informar y crear continuidad en los programas que deben continuarse. Obviamente, todos los programas deben mejorarse y, sin duda, algunos eliminarse o reorganizarse.Un último tema: que tus vice-presidentes estén informados de lo que hace el gobierno, y asistan a las sesiones del Consejo de Ministros. Así se evitan las desavenencias y c