Así como criticamos duramente su primera actitud confrontacionista, hoy debemos saludar el gesto de apertura del ex candidato presidencial Ollanta Humala hacia el nuevo gobierno, al que ahora hará una "oposición constructiva". Saludamos también su marcha atrás en la formación de un frente violentista.Sin embargo, para ser fructífero, este gesto debe ir acompañado de actos que lleven a tender los puentes necesarios para garantizar la concertación y la gobernabilidad democrática, sin cartas bajo la manga.Durante y luego de la áspera segunda vuelta advertimos con preocupación sobre los riesgos de radicalizar la acción política, lo que podría llevar al grupo humalista a caer en el juego desestabilizador que solapadamente buscan las izquierdas irresponsables, con grave daño para el país. Como señalamos en reciente editorial (11/06/06), "estamos ante hechos sumamente preocupantes, que exigen una definición muy clara del ex candidato Humala y de su grupo, que se juegan estos días también su futuro político. ¿No le consta acaso que el Perú después de lo sufrido con Sendero y Fujimori no desea una opción de gobierno autocrática y que volverá a cerrar filas para oponerse a ella?". En tal contexto, apreciaríamos que nuestro editorial haya podido contribuir a la reflexión de Humala y a reparar el daño que le hacen las malas juntas y las visiones violentistas y equivocadas de algunos personajes de su entorno.Pero la vuelta de página implica que la aceptación del llamado del presidente electo fluya por cauces seguros en la forma y en el fondo. Sobre lo primero, es evidente que no se trata de un debate entre candidatos sino de una conversación entre líderes responsables. Por ello, sería más conveniente que se realice con la debida reserva y sus resultados se hagan públicos luego.En cuanto a la agenda misma, debe evaluarse conjuntamente los puntos a tratar, sin pretender de antemano poner condicionamientos que puedan convertirse en barreras infranqueables. La rebaja del precio de los combustibles es un asunto técnico que demanda conversaciones con las empresas productoras y una posición responsable del Estado. Luego, la ley contra el transfuguismo deberá contemplar todas las posibilidades y circunstancias. Y, respecto de la Constitución es un tema trascendental en el que la alternativa de reformarla es mucho más sensata que la de una Asamblea Constituyente, que solo crearía más inestabilidad jurídica y política.La ciudadanía sigue con gran expectativa esta apertura al diálogo y hacemos votos para que al final surja un solo triunfador: el Perú.