Ayer en las calles de Oyón se respiraba tristeza y muerte. Aquellos que deberían estar descansando en sus casas yacían inertes en el cauce del río Patón. Su inesperada partida marcaba de tristeza los rostros de los pobladores que la noche anterior habían vivido la experiencia más amarga de sus vidas.Según un comunicado oficial de la compañía minera Buenaventura S.A.A., 28 de sus trabajadores murieron y 17 quedaron heridos cuando el ómnibus de placa BG-2283, de la empresa de transportes Línea, cayó a un abismo de 200 metros de profundidad. El esfuerzo del chofer Dionisio Espinal fue en vano, pues el ómnibus fue a parar a la margen izquierda del río Patón. El vehículo había salido del campamento minero con 45 pasajeros con dirección al pueblo de Oyón, donde iban a descansar luego de una ardua jornada.Para los pobladores de esta alejada provincia de Lima, este accidente se veía venir porque en varias ocasiones las unidades de la empresa de transportes se habían malogrado en plena carretera. Incluso, las primeras investigaciones policiales señalan que esta tragedia podría ser consecuencia de fallas mecánicas.Una vez conocido el accidente, todos en Oyón se movilizaron: el equipo de rescate de la empresa minera, el personal de Defensa Civil, los policías e incluso los pobladores hicieron lo que pudieron para llegar hasta la zona del accidente, ocurrido a unos 15 minutos de la localidad. Ya en el lugar se dio prioridad al traslado de los heridos para salvarles la vida.