Semanas después de que Bolivia nacionalizara sus campos de gas y petróleo, e ingresara con soldados a controlar las instalaciones de Petrobras, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva recibió ayer un espaldarazo de su nuevo aliado, el presidente electo del Perú, Alan García.En su primer viaje al exterior, como presidente electo, el líder aprista llegó a Brasilia con un mensaje de reforzamiento de los proyectos ya iniciados con Brasil y con una propuesta adicional que le da en la yema del gusto al Gobierno Brasileño: gas peruano para su consumo interno."Vamos a hacerle llegar (a Lula) un documento sobre una posible asociación de Petrobras con Petro-Perú. Tenemos mucho interés en que Petrobras, que actualmente tiene dos lotes de exploración petrolera, aumente su exploración petrolera y su exploración gasífera en el país", detallóEn la conferencia de prensa posterior al encuentro, García manifestó que reconocía a Brasil como un país con una hegemonía positiva en la región y un aliado estratégico, al que su gobierno estaba dispuesto a abrirle las puertas para la inversión."Nosotros --confesó García-- vemos la posición económica, poblacionalmente de mayor gravitación de Brasil, con mucha simpatía. No tenemos ningún recelo ni temor de una hegemonía positiva, de una hegemonía constructiva de Brasil, que tiene un papel esencial como país promotor de la unión sudamericana".Luego, ante el asombro de los periodistas, García anunció textualmente: "Declaro el Perú un país abierto a los capitales brasileños. Convoco a los industriales e inversionistas brasileños".