En épocas donde el discurso de los presidentes de Petroperú está signado por cifras billonarias que se vienen invirtiendo en el Proyecto de Modernización de Refinería Talara -el año pasado se hablaba de 4,600 millones de dólares (MMUS$) y este de 5,400 MMUS$-, resulta extrañísimo, por decir lo menos, que se tomen decisiones de contratación favoreciendo al que queda segundo en un proceso de competencia, aduciendo que la empresa no dispone de 2.3 MMUS$, que es lo que ha ocurrido con el Terminal de Combustibles a construirse en la ciudad de Ilo.En la zona sur del país el abastecimiento de combustibles tanto en la costa como en la sierra se realiza desde dos terminales de almacenamiento ubicados en Mollendo e Ilo. Este último permite el abastecimiento de las regiones Moquegua y Tacna, además de poder hacerlo con la región Puno, llegando a la ciudad de Juliaca utilizando la satanizada Interoceánica Sur.Hoy el terminal de combustibles de Ilo, de propiedad de Petroperú y gestionado por el llamado Consorcio Terminales, que es una sociedad entre Graña y Montero con la alemana Oiltanking, constituye un serio riesgo para la ciudad por su ubicación, en pleno casco urbano, entre las avenidas La Cultura y Mariano Lino Urquieta, nada menos que a espaldas a la municipalidad.La iniciativa de construir un nuevo terminal a 24 km del centro de la ciudad, hacia el sur y colindante con la planta de generación eléctrica de propiedad de la empresa de capitales estatales franceses, Engie Energía Perú SA, es una buena decisión. No solo está ubicada en una zona alejada de la ciudad, sino porque estará al lado de lo que puede constituirse en su principal cliente, que cuenta con unidades de generación duales, gas-diésel, que pueden demandar un consumo diario que llegaría a 29 veces de lo que hoy consume la región Moquegua.La construcción del nuevo terminal ha sido materia de un proceso de competencia (CMA-0001-2016-OFP/ Petroperú), iniciado y culminado el año pasado, entre enero y agosto, en el cual quedaron como finalistas dos postores: Consorcio Acciona SA (Acciona) y Felguera IHI SA (FIHI), que según las bases del concurso, disputaban el contrato de ingeniería, suministro y construcción. La variable de competencia era un puntaje, resultado de un promedio ponderado de sus propuestas técnicas y económicas, modalidad usual en este tipo de concursos.