ELECCIÓN SIN CHEQUE EN BLANCO
5 de junio de 2006

El país debe felicitarse por haber cerrado anoche la elección con una tranquilidad que contrasta con el riesgo que existía por la posibilidad de que el perdedor no aceptara el resultado.Los dos competidores ofrecieron mensajes con expresiones de triunfo. Alan García, por haber recibido el mandato legítimo para dirigir la nación. Ollanta Humala, por conseguir el espacio para liderar la oposición. Es un buen síntoma que los dos sientan que han ganado en la competencia.Ahora ambos tienen el deber ineludible de aunar esfuerzos y de aportar sus propias visiones con el fin de encontrar caminos que le ofrezcan al país un escenario de gobernabilidad y a los ciudadanos la ilusión por un futuro mejor que ha estado ausente en al campaña.GOBIERNO. No todas las personas tienen la suerte en la vida de recibir una segunda oportunidad como la que el país le ha otorgado ayer, con generosidad, a Alan García, a pesar de que no reconoció durante la campaña, de un modo inequívoco, los graves errores de su primer gobierno.Entre 1985 y 1990, primó la irresponsabilidad en el manejo económico que desembocó en el colapso, no se respetaron los derechos humanos y campeó la corrupción. Todo esto no se debió a eventos inusitados en la escena internacional sino por exclusiva responsabilidad del Presidente.Por ello, quizá este sea el momento crucial de su trayectoria política, incluso más decisivo que cuando llegó, a los 35 años, por primera vez a la Presidencia, pues ahora enfrenta la posibilidad de cambiar el epitafio que merecería si solo se tuviera en cuenta su primer mandato.En este sentido, el próximo Presidente es muy afortunado de tener el desafío de liderar el país haciendo todo lo que no ocurrió durante su primer régimen, es decir, gobernar con eficiencia, decencia y honestidad.Tampoco debería olvidar que, al margen de los más de cinco millones de votos que obtuvo ayer, solo la quinta parte lo respaldó en la primera vuelta, lo cual lo obliga a gobernar con humildad y sin soberbia. Es alentador que el mensaje que García pronunció ayer en el local del Partido Aprista lo entendiera así, pero debería evitar errores de interpretación como aquel sobre 'la sólida Lima' que le dio el triunfo, cuando estos solo son votos que se refugiaron en la 'estrella' por temor a la 'olla'.También es muy positivo que García reconozca que, al margen de la bonanza que exhiben las cifras macroeconómicas, el país es una bomba de tiempo porque los beneficios del progreso solo alcanzan a un sector privilegiado pero no llegan a la mayor parte de la población, especialmente a la mitad de peruanos que vive en la pobreza y carece de oportunidades, muchos de ellos ubicados en el ande y en el sur, la mayoría de los cuales no votó por él.Por ese motivo, lo más probable es que, dentro del país fragmentado por visiones muy diferentes que deja esta elección, la prioridad del gobierno de García deba estar en las personas que en la elección de ayer no lo respaldaron. A ellos debe dirigirse en primer lugar pues, de lo contrario, corremos el riesgo de que la nación ingrese a una fase de desborde.Por lo mismo, García debe liderar el esfuerzo nacional para que, dentro de un tiempo, ya en el gobierno, esto sea olvidado por él y por varios sectores -como el empresarial- que entraron en pánico ante la posibilidad de que Humala llegue al poder, y que ahora podrían creer que las cosas pueden seguir igual hasta que en la próxima elección vuelvan a enfrentar la angustia del outsider desconocido.De otro lado, así como el próximo Presidente debería estar agradecido con el país por esta segunda oportunidad, el Partido Aprista debería estar agradecido por tener un líder como García, con la habilidad de sacarlo adelante. Una expresión de dicho agradecimiento debe ser el evitar caer en la tentación de copar el sector público con sus militantes, tal como ocurrió en el pasado. El régimen del próximo quinquenio debe estar abierto a los mejores profesionales y no caer en el sectarismo.De este modo, llegar al gobierno sin un respaldo amplio del elector ni con mayoría en el Congreso, y con un sector de la población sin ilusión y que puede haber quedado muy frustrado por el resultado de la votación, significa que el futuro presidente García no ha recibido -como en su primer gobierno- un cheque en blanco.La única respuesta es un gobierno eficiente, austero, honesto y laborioso. Las señales que ofrezca de aquí al momento de su inicio formal y durante las primeras semanas del mandato serán cruciales.Por ello, luego de felicitarlo sinceramente por el triunfo electoral de ayer, esperamos que Alan García sepa responder -por el bien del país- al desafío que la historia le ha planteado.OPOSICIÓN. Ollanta Humala no logró la Presidencia, pero no es poco lo que ha conseguido en solo un año de actuación política: la primera fuerza parlamentaria, triunfar en 14 regiones y convertirse, por tanto, en líder de la oposición al gobierno y con muchas posibilidades de éxito en las elecciones municipales y regio