Este mes se cumple un año desde que el Gobierno ordenó la paralización del Oleoducto Norperuano (ONP). En ese lapso, dos campos petroleros han detenido sus operaciones (los lotes 192 y 67), la producción de la selva ha caído en más de 60% y las transferencias de canon para Loreto y Ucayali han descendido a mínimos históricos.En tan crítica coyuntura, Petro-Perú, empresa responsable del ONP, ha reanudado el bombeo de crudo en el ramal norte con el doble objetivo de inspeccionarlo con los smart-pig (sensores detectores de fallas) y evacuar el petróleo atrapado en su interior.Día1 supo de muy buena fuente que dicha inspección formaría parte de un plan de la empresa estatal para reactivar todos los ramales del oleoducto (ramal norte, tramo 1 y tramo 2) a partir de mayo próximo. Sin embargo, este optimista planteamiento ha sido objetado por Gonzalo Tamayo, ministro de Energía y Minas. El funcionario ha señalado (en Gestión) que la reanudación de operaciones en el ONP se definirá, recién, en el segundo semestre de este año, debido a que el diagnóstico de los smart-pig (en el ramal norte) demorará de cuatro a seis meses. Pero existe una objeción más grave al plan de reanudación del oleoducto.Según fuentes del sector, la estatal no contaría con el aval de ninguna empresa de ingeniería de primer nivel para gerenciar las reparaciones en el ramal norte, a pesar de que el año pasado anunció el concurso de Coga, operador del ducto de Camisea.