Alan García puede tener muchos defectos. Sus detractores le pueden achacar decenas de errores. Pero si una habilidad tiene es la de saber posicionarse políticamente en la contienda electoral. Como él mismo lo señala, si el 9 de abril derrotó a la "derecha económica" (la alusión a Lourdes Flores era clara), ahora espera derrotar a la "derecha militarista" para dejar despejado su camino a Palacio de Gobierno.A despecho de lo anunciado, el candidato aprista no dedicó su discurso de cierre de campaña a embestir verbalmente al presidente venezolano Hugo Chávez. Sí se esforzó, en cambio, en demoler a su adversario de Unión por el Perú (UPP), Ollanta Humala. Incluso comparó al clan Humala con los hermanos Gutiérrez quienes en 1872 asesinaron al presidente José Balta: "Ellos dicen ser algo nuevo, cuando representan lo más viejo, lo más corrupto y lo más repugnante, que es el militarismo golpista".García hizo un llamado a los peruanos de todas las ideologías a derrotar este 4 de junio "a quienes pregonan el odio, la violencia y la confrontación entre peruanos".Sin embargo, García --quién puede negarlo-- carga ante una buena parte del electorado con el pasivo del gobierno 1985 - 1990. Tal es así que, hacia el final de su discurso, el líder aprista no pudo más que asegurar que no cometerá los errores de aquel gobierno. García no solo repitió que el aprismo ha aprendido de su experiencia gubernamental en esos años. También se refirió a aquel término tan asociado a él: las colas para adquirir productos de primera necesidad. "Las colas son uno de los pecados de los que nos tiene que absolver el pueblo el 4 de junio".