DE FBT A AGP
1 de junio de 2006

Alan García cierra esta noche su tercera campaña presidencial. En la primera llegó a Palacio a los 35 años, en la segunda fue derrotado por Alejandro Toledo, y en la que se define este domingo el resultado es incierto.La fecha coincide con el 50 aniversario de la protesta que Fernando Belaunde Terry encabezó para inscribir su candidatura presidencial, la cual fue crucial en su trayectoria política. Se prevé que, tal como lo hizo ayer, el candidato aprista le rinda esta noche un homenaje a Belaunde. No solo por la coincidencia de la fecha del mitin con la del famoso 'manguerazo', ni como un puente para captar los votos que Valentín Paniagua obtuvo en la primera vuelta, sino porque García tiene una sincera admiración por quien -según lo recuerda él mismo- lo llamaba su 'mejor discípulo'.A García seguramente le conviene la asociación con una de las principales figuras políticas del siglo pasado, que llegó dos veces a Palacio de Gobierno, que tuvo movidas sagaces en los momentos precisos, y que observó un especial cuidado por las formas democráticas, un asunto que se ha vuelto relevante en la presente campaña electoral.No obstante, si García gana la elección este domingo, debería tener cuidado de no replicar todas las prácticas de Belaunde, quien si bien fue un presidente respetuoso de la Constitución y de los principios democráticos, el desempeño de su segundo gobierno en el terreno económico y en el de las reformas necesarias para afianzar la confianza ciudadana en la política fue francamente mediocre.Sin la visión ni la fuerza para interpretar que el país -su política y su economía- debía ser reformado con el fin de afrontar mejor el futuro, el segundo gobierno de Belaunde se dedicó simplemente a flotar en el tiempo a la espera de que llegue el momento del recambio gubernamental.Si García gana la elección, debería ser consciente de que ponerse solo en el plan de 'durar' sería -en una circunstancia como la actual- una receta segura para el fracaso en un país en el que confluye el progreso de unos pocos con el atraso de las mayorías, señala el director de Perú 21, Augusto Alvarez Rodrich.