Aunque debió comprimir su visita por una involuntaria demora (aterrizó al mediodía, cuatro horas después de lo programado), Alan García cumplió ayer con traer al norte su último paquete de promesas electorales. Sus ofrecimientos, sin embargo, debió alternarlos con contraataques a Ollanta Humala, quien el lunes se paseó por esta ciudad y ventiló graves denuncias en su contra.En el aeropuerto, el líder aprista repitió los argumentos que había esbozado temprano en Lima para desmentir las acusaciones respecto de sus teóricos vínculos con la entraña fujimorista. "Rechazo con firmeza la infamia y el juego sucio de los miembros del partido del señor Humala, que, después de haber perdido sucesivamente los debates por falta de ideas, quiere ingresar al escenario electoral con armas vedadas y documentos fraguados. El señor Humala, golpista y asesino de policías, debería saber perder sin ensuciar la democracia", retrucó. El candidato de la estrella negó haberse reunido con Keiko Fujimori y calificó de desesperadas las recientes maniobras de UPP. Según él, el gran operador de esas maniobras sigue siendo el presidente venezolano, Hugo Chávez, mientras que el líder upepista es apenas un personaje secundario.