Ollanta Humala parece haber aprendido que, a veces, quedarse callado es peor. Por eso ayer, en su recorrido por Piura, decidió no ponerse de perfil frente a los ataques lanzados, el sábado, por su amigo Hugo Chávez en contra de su rival, Alan García, y del presidente Alejandro Toledo. Y, en consecuencia, le pidió al mandatario de Venezuela que no interfiera en el proceso electoral peruano. El líder nacionalista no deslindó de Chávez con la contundencia que, en su momento, empleó su esposa, Nadine Heredia, cuando tildó al presidente de "boca floja". Pero lo que dijo fue bastante más claro de lo que acostumbra responder cada vez que su 'compadre' abre la boca para opinar sobre el Perú e insultar a diestra y siniestra.Por la mañana, entrevistado por una emisora local, se le preguntó si pediría a Chávez que no se entrometa en la política local.