El año 2017 será la prueba de fuego para el Gobierno del presidente Pedro Pablo Kuczynski (PPK) que, como se sabe, dirige una administración con un número apreciable de economistas y especialistas destacados en la gestión pública y privada. Ellos deberán enfrentarse a un entorno complejo, con cifras a la baja desde hace cuatro años y con una inversión privada que, de acuerdo con la mayoría de especialistas, mejorará sin el ritmo deseable luego de la caída de casi seis puntos porcentuales este año. (…)Se espera que el próximo año la economía peruana tenga una evolución menos angustiante que la del año 2016, marcada significativamente por el proceso electoral y por una fuerte caída de la inversión privada que llevó a sujetar el PBI, como en los mejores tiempos del país monoproductor, al comportamiento del sector Minería, especialmente el cobre. (…) En referencia a la inversión pública, el Gobierno deberá sincerarse respecto a los grandes proyectos de infraestructura, sobre los cuales ha mantenido desde agosto una actitud ambivalente, con discursos positivos con poco efecto práctico. Debe resolver sobre todo lo concerniente al Gaseoducto del Sur y a la Refinería de Talara, y encarar el retraso de la inversión pública. El estimado de su incremento de 4,5% el 2017 –luego de la caída de 7,5% el año 2015 y un crecimiento de casi cero este año (0,1%)– es una condición indispensable para un resultado satisfactorio final.