En condiciones normales, la columna de hoy se habría ocupado de intentar ofrecer a los lectores un juicio -claro y directo, como es el estilo de este diario- respecto de la pregunta que todos se hacen luego de un debate presidencial: quién lo ganó.No me parece conveniente ni elegante, sin embargo, intentar dicha tarea por la cercanía que tuve con el debate de anoche, en el que me correspondió actuar como moderador, ubicado entre los dos candidatos que midieron sus fuerzas, exponiendo sus principales planes y propuestas sobre lo que harían si ganaran la elección.Prefiero, por tanto, abocarme a las condiciones generales en las que se producen los debates presidenciales en el país. Si bien estos constituyen hitos importantes durante una campaña, pues le permiten al elector tener una idea más precisa respecto de los programas que aplicarían los candidatos si luego se convirtieran en presidentes, vale la pena evaluar su estructura, a partir de las experiencias de los tres debates presidenciales que se han realizado en la historia electoral peruana, con el fin de perfeccionar su efectividad futura, pensando no tanto en el interés de los candidatos, sino en el de la ciudadanía, que es la que requiere información para tomar una decisión bien razonada.Los debates entre candidatos deben ser un componente indispensable de toda campaña electoral y se debe, por tanto, avanzar hacia su institucionalización y forjamiento de una tradición.Finalmente, lo más probable es que, a partir del debate de anoche, ambos candidatos hayan apuntado a reforzar las preferencias del elector que sienten más afín a sus posiciones y que, durante las próximas dos semanas que quedan de la campaña, observemos un giro más radical de las propuestas de Ollanta Humala con respecto a las ideas que empezó a plantear después de culminada la primera vuelta, mientras que Alan García apueste a consolidar el voto que ya ha conquistado proveniente del que obtuvo en la primera vuelta y del que antes votó por Lourdes Flores y ahora está migrando hacia sus canteras, señala el director de Perú 21, Augusto Alvarez Rodrich..