BUENAVENTURA RETOMA ALTURA
3 de octubre de 2016

Buenaventura, según el diccionario de la Real Academia Española, significa buena suerte o fortuna. Cuenta don Alberto Benavides de la Quintana, patriarca de la familia Benavides, que el nombre le fue sugerido por un amigo suyo, allá por la década de los 50, cuando, con gran esfuerzo, juntaba ahorros y solicitaba la ayuda de conocidos y familiares para reunir el capital necesario que le permitiría adquirir su primera mina, Julcani, pequeño yacimiento huancavelicano por el que nadie hubiera apostado. "Cuando tomé la mina me advirtieron que no había reservas sino para dos meses",relata a El Comercio (12/2/2014). 63 años después, Julcani sigue explotando minerales y es una de las nueve minas (siete operaciones directas y dos afiliadas) que contribuyen al esfuerzo productivo de Buenaventura.Entre ellas están los yacimientos de oro, plata y cobre más grandes del país: Yanacocha (primero en oro), Uchucchacua (primero en plata) y Cerro Verde (primero en cobre). En la cresta de la bonanza minera, el grupo peruano llegó a producir más de 1 millón de onzas de oro (gracias a Yanacocha) y a sumar trece operaciones mineras. Pero hace dos años sucedió lo inimaginable: puso en venta cuatro minas: Poracota, Recuperada, Shila-Paula y Antapite, pequeñas y poco rentables.Fue una medida que don Alberto (fallecido a inicios del 2014), quizá, no hubiera aprobado. "Él siempre fue de la idea que había que seguir intentando y contribuyendo con los trabajadores y las comunidades campesinas, aun si la empresa perdía dinero", señala una fuente cercana al grupo minero.¿Qué sucedió para que Buenaventura tomara la decisión de desprenderse de estas minas?En solo dos años (2012- 2013) una suma de factores adversos se juntaron para hacer tambalear al productor de metales preciosos. A la paralización de Conga, en el 2012, proyecto fundamental para el futuro de Minera Yanacocha y para Buenaventura (propietaria del 43,6% del yacimiento), sucedió el brutal desplome del precio del oro y la plata en los mercados internacionales (2013). Como consecuencia, la producción, utilidades y capitalización bursátil del grupo minero comenzaron a caer en picada, hasta tocar fondo en enero del 2016. La acción de Buenaventura cayó desde niveles de US$40 y US$50 a US$3,58, el punto más bajo de toda su historia. ¿La fortuna había abandonado a Buenaventura? "Comprenderán que con la caída del precio del oro nos pegamos un susto", admite Roque Benavides, presidente & CEO de la minera peruana, en exclusiva para Día1. Como todos los productores de metales preciosos, Buenaventura se abocó, a partir del 2013, a ‘ajustarse los cinturones’ para contrarrestar esta adversa coyuntura.

  • [El Comercio,Pág. 12,13 Día 1]
  • /