Los sucesivos derrames de crudo en la Amazonía, producto de roturas del Oleoducto Norperuano, han puesto en debate el mantenimiento o cierre de este viejo elefante blanco que en forma recurrente crea problemas ambientales para las comunidades de la selva norte del Perú. Tal vez deberíamos cerrarlo y el Estado tendría que resarcir los ingresos cada vez menores por canon y sobrecanon en Loreto e Iquitos por un monto de 44 millones de dólares al año. Derrames recurrentes de "oro negro" en el trayecto selvático del Oleoducto Norperuano ya tiene escaladas a las comunidades nativas desde el año 2012; nueve en el período entre enero 2012 y agosto 2016, de los cuales cinco se han producido en el presente año. Es demasiado. (Edición sábado).