La nacionalización de los hidrocarburos sigue trayendo cola, sobre todo por las tensas negociaciones entre el Gobierno de La Paz y las empresas afectadas, y los entredichos entre Brasil y Bolivia. Ayer en Viena, durante la cumbre de presidentes europeos y latinoamericanos, el presidente boliviano, Evo Morales, ratificó que su gobierno no indemnizará a las petroleras extranjeras por su decisión de nacionalizar los hidrocarburos, al tiempo que criticó a la estatal brasileña Petrobras por operar ilegalmente en su país. Vestido con camisa y abrigo, Morales concentró toda la atención de la prensa en Viena. "No hay por qué pensar en indemnización; si expropiáramos bienes o tecnología, tendríamos que indemnizar, pero acá no estamos expropiando", señaló. Además de poner en manos del Estado la producción de crudo y gas natural del país, la medida incluyó la expropiación parcial de dos refinerías de Petrobras en Bolivia y de la filial local de la petrolera española Repsol-YPF, por las que Bolivia está dispuesta a compensar a las compañías. Además, la nacionalización reavivó los planes de La Paz por aumentar el precio de sus exportaciones de gas natural a Argentina y Brasil, causando preocupación en ambos países que dependen del recurso energético.