DEL GESTO AL ASPAVIENTO
26 de julio de 2016

En política, los gestos son importantes. No resulta frívolo, por ejemplo, impulsar una iniciativa a sabiendas de que su materialización por la vía de los votos es casi imposible, si con ello se establece un valor que pueda servir como inspiración para enfrentar otros retos posteriores: una reflexión que parece venir muy a cuento a propósito de las elecciones a la Mesa Directiva del Congreso que hoy se celebran. Como se sabe, el fujimorismo tiene en la nueva representación nacional una mayoría tal que no necesita del concurso de otras fuerzas para llevar al triunfo a la fórmula que decida respaldar. Y en el legítimo ejercicio de ese poder conseguido en las urnas, ha conformado una lista en la que ocupa la presidencia y la primera vicepresidencia, y ha invitado a las bancadas del Partido Aprista y de Alianza para el Progreso (APP) a sumarse a ella. A menos que ocurra algo insólito e imprevisible, entonces, esa lista obtendrá hoy la responsabilidad de conducir los destinos del Legislativo por un año. Pero, en línea con lo ya expresado, eso no tendría por qué restarle gravitación política a un eventual empeño de las bancadas que quedaron fuera -Peruanos por el Kambio (PPK), el Frente Amplio (FA) y Acción Popular (AP)- por lanzar una lista alternativa. Después de todo, en el caso de las dos primeras, Fuerza Popular hizo explícita su determinación de no incluirlas en la conformación que promueve. Con esa idea en mente, el FA buscó en los últimos días ‘armar’ una lista que incluyese a estos tres grupos. "El esfuerzo vale la pena. No es un cálculo matemático, sino consecuencia con el electorado que votó diferente", declaró el parlamentario y líder de Tierra y Libertad, Marco Arana. Y añadió que el gesto ayudaría a "delinear la fuerza política de oposición en el Congreso". Dos razonamientos consistentes con lo que mencionábamos al principio sobre el valor de los gestos políticos. Sucedió, sin embargo, que, por distintos motivos, ni PPK ni AP se mostraron interesados en participar del proyecto, restándole votos y peso a la opción alternativa que se estaba cocinando. Porque una cosa es que una lista multipartidaria, a pesar de caer derrotada, alcance más de 40 votos en la elección; y otra, que una lista conformada por miembros de una sola organización política arañe solo los 20. Y es a eso a lo que parece estar condenada ahora la referida iniciativa. Desde el FA, no obstante, han insistido con la idea y van a exponer hoy a sus parlamentarios Wílbert Gabriel Rozas, María Elena Foronda Farro, Alberto Quintanilla y Hernando Ismael Cevallos a una deslucida performance electoral sin otro norte o destino que el de llamar la atención, porque el sector ciudadano que representarán es bastante limitado y la alineación que presentan luce bastante más sectaria que la que encabeza el fujimorismo. Lo que podía ser gesto, pues, ha devenido así de pronto aspaviento. Es sintomático, en ese sentido, que los rostros más visibles de la bancada en cuestión -Marco Arana, Marisa Glave o Manuel Dammert- no formen parte de la nómina, porque si de afirmar una posición y una identidad se trataba, lo lógico era que algunos de ellos -si no todos- pusieran su nombre y su imagen sobre la mesa. ¿O una exposición de ese tipo solo se justifica cuando lo que está en juego es ganar la vocería del grupo parlamentario u otro cargo de poder efectivo, y no cuando toca encajar una sacrificada derrota en aras de la consecuencia con los votantes que los colocaron en el Congreso? En estas condiciones, ¿vale la pena -como decía Arana- el esfuerzo? Y si es así, ¿la pena de quién? La elección de hoy en el Legislativo y el papel que cumpla en ella la denominada ‘lista 2’ darán seguramente luces sobre esas interrogantes.

  • [El Comercio,Pág. 2]
  • /