Es la columna vertebral de la selva norte y el principal atractivo para producir petróleo en el país. En sus 40 años de vida útil el Oleoducto Norperuano ha dinamizado la inversión petrolera en la Amazonía, permitiendo evacuar la producción de los lotes selváticos hacia la costa, de forma ininterrumpida. Pero esta situación ha empezado a cambiar desde este año. En el 2016, por primera vez en su dilatada historia, el oleoducto detuvo actividades de forma permanente. ¿La causa? Las labores de reparación y mantenimiento emprendidas por Petro-Perú como consecuencia de los dos derrames de crudo acaecidos en el ramal norte, en febrero pasado.La medida (necesaria, por cierto) ha generado la semiparalización de la actividad petrolera en la selva norte. Desde que ésta se dictaminó (en febrero pasado), la producción de crudo de los lotes amazónicos se ha reducido a menos de la mitad, de 22 mil a 9 mil barriles diarios, arrastrando consigo el canon que reciben Loreto y Ucayali, según Perú-Petro. De acuerdo a la agencia estatal, el canon y sobrecanon transferido a ambas regiones descendió de US$2,4 millones a US$1,6 millones entre febrero y abril del 2016. Un declive que, junto al estrepitoso desplome del precio del crudo desde mediados del 2014, ha mermado los ingresos de los departamentos de la selva.Todo apunta a que la estatal se propone reanudar operaciones, es decir, el transporte de crudo, a mediados de junio. Así lo habría hecho saber a los operadores petroleros de la selva norte. Según fuentes del sector, una cuadrilla de 120 operarios de Pacific Exploration habría ingresado el viernes pasado al lote 192, con el encargo específico de organizar la reanudación del bombeo de crudo para la segunda semana de junio.