Una papa rellena en la casa de la señora Elvira de la Sierra fue lo primero en dorarse con la llama alimentada por el gas de Camisea. Ese 14 de marzo del año pasado, el presidente Alejandro Toledo visitó su casa, en la urbanización Los Pinos (Cercado de Lima), y abrió por primera vez el medidor del servicio. Tanto protocolo terminó ofuscando a doña Elvira, que esa vez acabó agotada luego de arreglar el despelote causado por tanta visita. Su familia era la primera en usar los servicios de este combustible traído desde la selva. Desde ese día a la fecha, el número de casas conectadas a las redes de gas natural se ha multiplicado. Los reportes de Cálidda, la empresa encargada de la distribución del gas en Lima y Callao, señalan que hasta fines del año pasado habían 1.650 domicilios conectados. Este año, el número de familias que utilizan este combustible para cocinar ya suman 2.800. La curva del crecimiento fue de un 70%.Sin embargo, según la misma empresa, el número de casas por las que pasa la tubería suman 25.755. "Todas ellas están habilitadas para conectarse a la red en cualquier momento, basta que presenten una solicitud", explicaron los representantes. Por ahora hay aproximadamente 4.400 contratos a la espera de la instalación. (Edición sábado).