Hagamos realidad que la minería sea de todos los peruanos. No es de un capital privado en especial ni tampoco de una región conducida por dirigentes politizados. Aterricemos y pongamos los pies firmes: la minería es del Perú, es de más de treinta millones de habitantes que pueblan el país.Lo mismo tiene que ocurrir con otras riquezas y actividades económicas. Por ejemplo con los hidrocarburos, ya que por el hecho de encontrarse el crudo o el gas en una localidad en particular, eso no los hace privativos de los lugareños pues todo el Perú es el propietario del recurso energético. Además, para reivindicar los derechos de los pueblos y su beneficio, dada la cercanía a una mina o yacimiento petrolífero, existe el canon respectivo.Por tanto, la madurez debería ser el norte a la hora de poner todas las cartas sobre la mesa de la minería, en la cual la población, el inversionista y el Estado tienen que recibir sus ganancias de consuno, evitando en lo posible crear conflictos, injusticias o poner trabas al desarrollo. Ahora bien, se sabe que hubo malas experiencias en cuanto a la explotación minera, con arbitrariedades que vienen desde la conquista y la colonia, por lo que precisamente aquí está el reto, el de superar los pésimos episodios de la historia; y hoy podemos logarlo con éxito.Con la verdad por delante y a través del diálogo todo es posible, de manera que no cerremos las posibilidades al país y miremos el futuro con sentido positivo. Esto dependerá mucho del liderazgo y la voluntad política que impongan las nuevas autoridades que asumirán funciones el 28 de julio de este año. Tenemos que ser más inteligentes y saber dar y recibir para concretar proyectos como el de hace unos años, en Cajamarca, donde el Ejecutivo no supo arribar a una alternativa salomónica. Pero no lloremos sobre leche derramada, y atendamos a los nuevos proyectos mineros.Hay que actuar con convicción y mucha eficiencia ya que todo proyecto minero toma su tiempo para extraer el mineral y poner a punto su producción, más aún se debe acometer este reto pues se evidencia una escasez de exploraciones mineras en el país. En este camino, los marcos legales, ambientales y sostenibles deberían de servir, precisamente, para convencer a las poblaciones acerca de las bondades de la minería, la que puede convivir en armonía con la agricultura y el turismo, por citar otras actividades económicas.No obviemos que la actividad minera es uno de los motores de la economía nacional y tampoco dejemos de lado la monumental realidad que representan las exportaciones en este sector, ya que en promedio llegan al 60 por ciento del total. Esperamos que los pueblos del interior del país se pongan los pantalones largos y apuesten firmemente por la inversión y el desarrollo.