Las reacciones de la comunidad internacional no se hicieron esperar tras la decisión del Gobierno Boliviano, sobre todo en Brasil y España, pues sus trasnacionales verán afectadas seriamente sus ingresos tras la nacionalización de los hidrocarburos bolivianos.El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, reaccionó ayer con cautela, aunque anunció una próxima reunión con su colega Evo Morales. Tras un día de reuniones con ministros y asesores, y sin formular declaraciones, el Gobierno de Brasil emitió un comunicado en el que "reconoce como un acto inherente a su soberanía la decisión de Bolivia de nacionalizar las riquezas de su subsuelo y controlar su industrialización, transporte y comercialización".Anunció que su gobierno actuará con firmeza y tranquilidad para preservar los intereses de Petrobras, la petrolera estatal brasileña, y que el abastecimiento de gas natural desde Bolivia hacia Brasil está asegurado por la voluntad política de ambos países, según una conversación telefónica que sostuvo ayer el presidente Evo Morales con Lula.