La cumbre celebrada en La Habana con la presencia de los presidentes de Cuba, Venezuela y Bolivia, para firmar un tratado que se presenta de carácter comercial pero que tiene un tono eminentemente político, confirma la afinidad de ideas entre sus gobiernos así como la intención de avanzar en la construcción de un eje regional al que esperan sumar a varios otros países.El eje busca ser una respuesta a la frustración existente en la región por la fatiga tras varios años de reforma económica que -con pocas excepciones- no han puesto a los países en la dirección de combatir efectivamente la pobreza.El camino escogido no es el de realizar los ajustes institucionales para insertarse apropiadamente en el creciente proceso de globalización junto con una mejor distribución del progreso -como en Chile-, sino revivir fórmulas estatistas y nacionalistas vigentes en los años sesenta y setenta, y que también demostraron su fracaso rotundo.La inspiración original del eje proviene de Fidel Castro, mientras que la chequera que financia la matrícula y las cuotas de la membresía del club la pone Hugo Chávez con los ingresos crecientes que le otorga el petróleo venezolano, lo cual permite ir ganando socios, con el -hasta ahora- aval silente del brasileño 'Lula' y del argentino Néstor Kirchner.El más entusiasta y flamante socio del club es el boliviano Evo Morales, cuya pobreza conceptual sobre lo que quiere hacer en su país lo ha llevado a recurrir al monedero de Chávez como una tabla de salvación para su precariedad política.La intención de ampliar la lista de participantes es evidente, siempre gracias a la chequera de Chávez. Con dicho fin se apuesta al financiamiento de candidatos que quieran afiliarse incluso antes de llegar al poder. Desde Nicaragua con Daniel Ortega, hasta el Perú con Ollanta Humala.La locuacidad ingeniosa y soez de Chávez -propia del nuevo rico botarate- ha hecho que este eje regional sea un tema central de la segunda vuelta. Es decir, si los peruanos quieren matricularse, a través de Humala, en el club de la chequera de 'Hugo Boss', señala el director de Perú 21, Augusto Alvarez Rodrich.