Alan García le puso ayer paños fríos a la tensa situación provocada en Trujillo por la visita que hiciera Ollanta Humala a la tumba del fundador del Apra, Víctor Raúl Haya de la Torre, un día después de llamar a los apristas "hijos de búfalo". Con serenidad pero sin concesiones, García minimizó el polémico gesto del candidato de UPP (no lo consideró una ofensa) y, a cambio, pidió a sus simpatizantes, a los peruanos que piensan votar por él y a sus compañeros de partido, no caer en ningún tipo de provocaciones. "No debemos aceptar ningún tipo de acto de violencia, y sí dejar que esta elección se desenvuelva con absoluta tolerancia y normalidad democrática", sugirió. Para el candidato del Apra, las últimas incitaciones de Humala son estratégicas y buscan demostrar que los apristas, así como los humalistas, también caen en el juego de la intolerancia."Hacerle caso contribuye al 'blanqueo' de un candidato que en primera vuelta tenía un mensaje radical, violentista, y ahora tiene la careta de apaciguador", fundamentó.