Es preocupante la tendencia por la cual los bancos cobran un sinnúmero de comisiones onerosas para los consumidores. Ello, sumado al bajo nivel de las tasas de interés que se ofrecen a los depositantes, podría terminar desincentivando el ahorro entre la población. Finalmente, el alto margen (o 'spread') entre las tasas activas que se cobran y las pasivas que se pagan son reflejo de un mercado que podría ser mucho más competitivo.Sin embargo, no consideramos que la solución vaya por la vía planteada por la Comisión de Defensa del Consumidor del Congreso, de fijar topes, tanto al cobro de comisiones como a las tasas de interés. Ya en el pasado hemos sufrido las nefastas consecuencias de los intentos de intervención estatal en el control de precios, que siempre han llevado a distorsiones y hasta a desabastecimientos. En este caso, el control de las tasas de interés podría llevar a una reducción aun mayor del nivel de colocaciones totales que otorga el sistema, el cual ya es decepcionantemente bajo.En tal contexto, entonces, el camino por seguir no es establecer controles sino perfeccionar el mercado. Es decir, generar una mayor competencia dentro del sistema financiero para llevar a las entidades a bajar sus comisiones y ofrecer mejores condiciones a sus clientes. Para ello es fundamental que los consumidores cuenten con mayor información, de modo que puedan elegir a las entidades que les ofrezcan los mejores términos.Los bancos deben tomar la iniciativa de corregir ellos mismos las distorsiones y evitar situaciones que pudieran ser tomadas como pretexto para justificar la tentación intervencionista de los gobiernos. En tanto, esperamos que la Superintendencia de Banca y Seguros promulgue las medidas necesarias para asegurar la mayor transparencia posible en la información sobre costos y condiciones que debe estar a disposición del consumidor para que este tome la decisión más conveniente.