Cuando el jueves pasado, en el editorial titulado "La verdad, era su letra", comentamos en esta misma página los resultados del peritaje de los especialistas de la fiscalía a las agendas de la señora Nadine Heredia, solo sabíamos que estos indicaban que los escritos contenidos en ellas eran del puño y letra de la primera dama, y que no habían sufrido alteración alguna: dos datos fundamentales, pues se traían abajo la negación que ella hizo durante largo tiempo de que las libretas fueran suyas, así como la tesis de que eran "pruebas adulteradas".En los días subsiguientes, sin embargo, se ha sabido algo más. Esto es que, en opinión de los citados peritos, en los cuadernos de muestra que ella debió llenar para facilitar las pruebas, "la investigada ha evidenciado su voluntad de distorsión gráfica, utilizando un diseño caligráfico que no corresponde a ninguno de sus patrones de variaciones identificados".Por si esto no fuera lo suficientemente claro, uno de los especialistas, el oficial (r) PNP Víctor Manuel Vidal Prieto, refirió el domingo en el programa "Panorama" que, durante la prueba, la señora Heredia colocó el cuaderno en donde debía escribir de forma extraña al patrón de escritura que se presenta en las agendas, y que se equivocó reiteradamente cuando le dictaban los números que debía anotar."Nosotros, técnicamente, podemos sostener que al variar la letra lo que la persona hace es esconderse detrás de una grafía", dijo. Y luego añadió: "Probablemente ha entrenado [para eso]".Las conclusiones que se derivan de esto, por supuesto, son sumamente serias, porque se trataría de una última treta para impedir que las agendas y su contenido sean vinculados a ella. O, lo que es igual, de una mentira que vendría a sumarse a la que ya constituía la negación de que las libretas eran de su propiedad.Razón de más para que las autoridades hagan lo que sugeríamos en nuestro pasado editorial sobre el tema: preguntarse por qué habría intentado mentir la señora Heredia sobre un tema tan espinoso. Y, con esa respuesta en mente, llevar las investigaciones hasta sus últimas consecuencias.