LÍO GORDO
5 de febrero de 2016

Cada vez hay mayores alzas de precios en los alimentos de consumo diario. Las familias tienen que hacer maromas con sus presupuestos. Los candidatos han entrado, por su lado, en un concurso por quién se indigna más con este problema.La inflación, que es el alza generalizada de los precios, amenaza con escaparse de control. Pese al frenazo en el mercado inmobiliario, por ejemplo, los alquileres han subido en 3,5%. Asimismo, los padres de familia empiezan el año con una carga adicional, pues la lista de útiles escolares subió en promedio 10%.Hay, en efecto, quienes creen que la inflación aumenta porque sube el dólar, el pollo o los cuadernos escolares. Los bienes y servicios permanentemente están subiendo y bajando de precios. Eso no es inflación; hay inflación cuando todos los precios suben al mismo tiempo.‘Inflación’ no es, por supuesto, un término científico. Es una palabra de uso común para referirse a la enojosa subida de precios debido a causas monetarias. Cuando el gobierno echa más dinero en la economía, la demanda puede aumentar. Si aumenta sin que se incrementen los bienes, suben los precios.Como consecuencia de la política económica de este gobierno, ahora hay más dinero en nuestra economía. Frente a la contracción de la economía internacional, la actual administración no optó por racionalizar su gasto. Eligió aplicar lo que llamaron "medidas contracíclicas", que no son otra cosa que formas artificiales de introducir dinero a la economía (es decir, casi como imprimirlo).En total, el paquete de medidas de mayo del 2015 sumó más de 5.000 millones de soles. Esto se añadía al del 2014, por 3.100 millones de soles. Además, durante esta administración se redujeron los impuestos a un grupo de contribuyentes, el Legislativo exoneró permanentemente de descuentos los aguinaldos, se amplió el acceso a los fondos de CTS y se recurrió al Fondo de Estabilización Fiscal para apuntar a una recuperación de la economía. Era previsible que esa inyección de dinero terminaría por inflar los precios, pues no corresponde a un aumento de la producción de bienes y servicios o a la mejora de la productividad. El gobierno decidió inyectar dinero para reactivar la economía, pero la economía, más bien, redujo su crecimiento. Si entra al mercado más dinero y se producen menos bienes y servicios, la consecuencia será un aumento de los precios.La inflación anual se ha situado en enero de este año en 4,61%, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). En enero del año pasado fue de 3,07%. Cada día que pasa será más difícil y costoso regresar a una tasa de inflación moderada. El gobierno ha pagado sus cuentas crecientes. Ese dinero -que en su mayoría no corresponde a un valor real en bienes y servicios- ha tenido consecuencias en el resto de la economía. Según ha revelado el ex ministro de Economía Luis Carranza en estas páginas, el gasto corriente del Gobierno Central ha aumentado, del 2011 al 2015, en 52%.Para reactivar la economía, se requiere reducir la inflación. Para ello, necesitamos una reforma en el gasto público. El gobierno ha hecho lo contrario: ha creído que necesitaba aumentar el gasto y como resultado ha inflado la economía.La inflación reducida es la clave del ahorro y del poder adquisitivo de la gente. Es decisiva para el crédito y, con él, la inversión. Desde el consumidor que recurre a su tarjeta de crédito, hasta la empresa que convoca a la banca para proyectos de inversión, todos mejoran sus perspectivas con una inflación bajo control.Es imprescindible recuperar el control sobre la inflación. Y hay que hacerlo desde las raíces, no desde los síntomas. En un año electoral, ¿qué candidato se atreve a plantear este cambio de timón?