A ntes de que las cosas se vayan de las manos hay que denunciar y rechazar enérgicamente las triunfalistas, inoportunas y sobre todo desvergonzadas poses de algunos militantes apristas. Según se ha publicado, un grupete de ellos, que fueron empleados del otrora Banco Agrario, quebrado por el demagógico 'crédito cero', se habría reagrupado para volver a la actividad pública en caso de un eventual triunfo de su candidato. Incluso habría formado una cédula para instalarse en el actual Banco Agropecuario (Agrobanco).Esto resulta intolerable. Uno de los más ingratos recuerdos del gobierno aprista (1985-90) fue precisamente el escandaloso tráfico de influencias con la administración pública, lo que causó un descalabro mayúsculo en el aparato estatal y generó una cultura de ineficiencia, corrupción y aprovechamiento. Esta nefasta experiencia, que fue un problema del aprismo, nunca debió darse y nunca deberá repetirse, como han prometido esta vez los máximos líderes del Partido Aprista, y su candidato presidencial Alan García. Si el Apra llega a la segunda vuelta, estos apristas representarán el primer y gran pasivo de su partido para resultar ganadores. Si tanto se proclama la modernización aprista, pues tiene que ponerse orden en sus corrillos y parar esos anuncios desbocados de algunas de sus huestes mal acostumbradas a la mamadera estatal. Recordemos al Apra, a todos los candidatos y políticos que el Estado está para servir al ciudadano y no para servirse de él, por lo que hay que desalentar cualquier adelantada y nociva política clientelista. El Gobierno que se elija no es ni será dueño del país. Más bien será un temporal administrador, delegación que recibe de los ciudadanos y que tiene que cumplir a pie juntillas, sometiéndose a los mecanismos de control y fiscalización del Estado de derecho y la prensa independiente.Y si hay que renovar la administración estatal, ello deberá hacerse con concursos públicos que reconozcan objetivamente el mérito, de modo que se pueda seleccionar técnicos eficientes y no comechados que solo llenan escritorios y traban la administración estatal... ¡Y encima tienen que ser remunerados con dinero de todos los peruanos!