Ray Offenheiser tiene un contacto muy próximo con el Perú, vivió en el país durante la década de los ochenta cuando trabajaba para la Fundación Ford. Un atentado terrorista alrededor de las oficinas de la fundación lo obligó a hacer maletas y dejar el país. Ahora, como presidente de Oxfam América, visitó nuevamente el Perú. El ejecutivo considera que en el país se están abriendo nuevos canales de diálogo, principalmente para aspectos relacionados con el conflicto minero; para el representante, las organizaciones no gubernamentales (ONG) significan aún la reserva moral ante un libre mercado que, según sus palabras, no es perfecto. Aquí sus apreciaciones.¿Cómo ve la relación entre las comunidades y la minería?Hace año y medio estuve aquí y había mucho conflicto y desconfianza, ahora tenemos una mesa de diálogo que se está reuniendo con cierta frecuencia, hay más apertura a esa idea por parte de las compañías, las ONG, y los representantes del Gobierno, hay que avanzar con esa agenda. Hay otros conceptos sobre la necesidad de transparencia en el sector y el uso de fondos del canon minero, que aún faltan resolver. Sobre la base de las experiencias que hemos visto en Tintaya, hay mucho aprecio en la necesidad de construir el diálogo como mecanismo de solución al problema. Hasta ahora este mecanismo solo se ha usado como válvula de escape cuando hay problemas.¿Esa no debería ser parte de la misión de ustedes, adelantarse a los problemas y prever que no haya nuevos conflictos?No tenemos ni personal ni tiempo para ir a todas las minas del Perú y hacer ese tipo de análisis. Hay cierto nivel de información que recibimos de nuestras contrapartes que nos ayudan a prever si hay problemas y tratamos de entrar para jugar un papel constructivo creando foros para el diálogo.(Edición sábado).