CUANDO LAS ÁNFORAS SACUDEN LAS INVERSIONES Y LOS BOLSILLOS
7 de abril de 2006

Usualmente, una coyuntura electoral causa preocupación y nerviosismo también en lo económico. Pero lo que sucede ahora sale fuera de los estándares normales y debe motivar una profunda reflexión de los electores.En lo macroeconómico, según la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE), el ruido político electoral habría motivado que nuevas inversiones mineras queden en suspenso. Pero no solo esto: también en lo microeconómico, el Índice de Actitudes del Consumidor Peruano ha caído 4,4 puntos respecto del último trimestre pasado. Quiere decir que el humor económico del elector se torna más sombrío y pesimista ante esta votación.¿Por qué? Es evidente que la violencia verbal de algunos candidatos, sobre todo del humalismo, asusta a más de uno. Y es que no se trata solo de amenazas a las empresas mineras, a las que ligeramente se acusa de no pagar impuestos y regalías, sino también de la resurrección de modelos dictatoriales, estatistas y confiscatorios --que ya fracasaron estrepitosamente en el pasado-- y la oposición sorda y torpe al TLC con Estados Unidos.Paralelamente, muchos ciudadanos toman conciencia de que sin estabilidad política y sin un modelo económico que garantice reglas de juego claras para la inversión y la libre competencia, el futuro del país --y de sus bolsillos-- está en peligro. Y sin inversiones no habrá producción ni empleo ni desarrollo y se echarán por la borda los logros que, con tanto sacrificio, se han logrado últimamente.En la delicada coyuntura actual, hay que reiterar a los candidatos democráticos la necesidad de mantener una actitud constructiva y serena, que apunte a unir y promover el progreso para los peruanos; y no a atizar más la violencia y el enfrentamiento, con lo cual se perturba seriamente la viabilidad económica y la gobernabilidad.Los ciudadanos no pueden dejar de considerar estas variables. Desbrozando el perturbador ropaje demagógico, deben saber que su voto afectará el futuro del país e, indefectiblemente, su entorno familiar y sus posibilidades de progreso personal y profesional.