En el Perú las libertades económicas han sufrido menoscabo durante el actual gobierno, según los índices elaborados por el Instituto Fraser, recientemente publicados. Las libertades económicas no son, como se pudiera pensar, un asunto de las grandes empresas o las personas pudientes. Son, sobre todo, la vía más efectiva para vencer la pobreza.Los informes del Instituto Fraser consignan datos de varias décadas. Ello permite ver que el bienestar social en los países que gozan de mayores libertades económicas supera con creces a aquel de los que no gozan de ellas.Las libertades políticas y civiles son considerablemente más altas en los países económicamente libres. Sus habitantes gozan de una esperanza de vida al nacer mucho mayor, tienen mejores ingresos y se benefician con una mejor distribución de la riqueza. Según el último informe del instituto, en los países libres el 10% más pobre llegó a tener un ingreso promedio de 9.881 dólares, frente a los escasos 1.629 dólares de ingreso promedio de los más pobres en los países menos libres.Los países más libres, señala el estudio, "tienen mayores tasas de inversión, crecimiento económico más rápido, niveles más altos de ingreso y tasas de pobreza que se reducen más rápidamente". De aquí la importancia de vigilar y defender las instituciones que protegen las libertades.Hace un cuarto de siglo, en 1990, el Perú se encontraba en el puesto 102 del ránking elaborado por el Instituto Fraser. Nuestra evolución fue espectacular. El año 2000 subimos al puesto 38 y el año 2010 llegamos al puesto 19. El año 2012, sin embargo, retrocedimos al puesto 27 y el 2013, último del que hay registro, bajamos hasta el puesto 41. Con ello hemos pasado del primer al segundo cuadril de la clasificación. Este último año tenemos un índice parecido al que teníamos antes del año 2000.Hemos retrocedido, en términos de libertad económica, quince años. No se trata de un retroceso ocasional. Ha venido ocurriendo año a año. Esta inestabilidad de las libertades económicas revela la profunda debilidad de la economía peruana.Las inversiones de largo plazo, las que más necesitamos, no llegan por el brillo fulgurante de un año u otro. Llegan si los países muestran consistencia en las políticas y marcos institucionales. Ningún inversionista apostará 5 o 10 mil millones de dólares en un país que no vea estable en plazos largos. Y no necesitamos uno, sino diez, veinte o cuarenta de esos. Este es, pues, el mayor desafío de la política peruana. Cómo lograr que a través de los distintos gobiernos, con sus diferencias, se mantengan estables las libertades de los ciudadanos para producir, trabajar y comerciar dentro de la ley, la justicia y el derecho. El índice de libertad económica del Instituto Fraser se basa en datos objetivos. Mide el tamaño del gobierno en cuanto a gastos, impuestos y empresas. Observa el marco jurídico y la seguridad de los derechos de propiedad. Lleva el pulso a la moneda sana, a la libertad de comercio, a la regulación del crédito, el empleo y las empresas.En el 2012 el Perú obtuvo el primer lugar del mundo en cuanto a regulación sobre el mercado financiero. En el 2013 caímos al puesto 19. No llama la atención que este sector haya crecido de manera ordenada y sana y se constituya en uno de los pilares del desarrollo económico peruano.En el otro lado de la moneda, en cuanto a marco jurídico y seguridad de los derechos de propiedad estamos en el puesto 105. Y en cuanto a las regulaciones empresariales, en el 124. Es decir, la economía peruana no conforma un sistema coherente y equitativo de marcos legales y de reconocimientos de derechos de propiedad.No sorprenden, entonces, la caída de la producción, la desaceleración del bienestar y la drástica reducción de la inversión. Toca al gobierno, pero también a la oposición y a la opinión pública, recuperar las libertades degradadas, como las mejores armas en la lucha contra la pobreza.