El equipo negociador peruano ha sido reforzado para lograr, de esta manera, un mayor consenso nacional en la discusión del tratado de libre comercio con Estados Unidos.Sin embargo, no está suficientemente definido el marco dentro del cual, finalmente, se adoptarán compromisos que tendrán una gran influencia en el desarrollo futuro de la economía y de la sociedad peruana. Todavía el proceso se encuentra en una etapa en la cual se plantean posiciones con el propósito de alcanzar indispensables consensos que, de alguna manera, supondrán mutuas concesiones para que el TLC pueda constituirse en un instrumento eficaz para impulsar, en términos más equitativos y mutuamente convenientes, la relación entre la gran potencia y las naciones andinas.A pesar de que los márgenes de acción del Estado nacional se han reducido como consecuencia del proceso de globalización, todavía existen factores de soberanía que deben ser respetados, porque, de otra manera, no es posible establecer una clara opción negociadora que, hasta donde ello sea posible, articule posiciones internas.El problema de la estrategia nacional frente al TLC es, por tanto, un asunto que toca y corresponde a los peruanos. Todavía no se han abierto suficientemente las compuertas de la participación ciudadana para conocer más puntos de vista que, en una gestión del Estado democrático de derecho, deben ser, cuando menos, evaluadas por los responsables de la negociación.No es aceptable, en todo caso, que organizaciones no gubernamentales extranjeras y organismos internacionales pretendan establecer pautas de comportamiento, líneas de conducta y decisiones para el Estado Peruano. Ello no puede ni debe ser aceptado. En la conducción de la política exterior del país, al Poder Ejecutivo y al Congreso de la República les corresponden las atribuciones para tomar decisiones que atiendan el interés nacional.Sorprende, en consecuencia, que el representante de Unicef en el Perú, en reciente artículo periodístico, además de plantear sus propios puntos de vista, muy respetables por cierto, con relación a la manera en la cual el TLC puede contribuir con el desarrollo económico, institucional y social de los países andinos, se refiera a la manera en la cual el Perú debe negociar el tema de los productos farmacéuticos y sobre el manejo de las políticas de salud pública.En el artículo se pretenden establecer líneas de conducta y de acción para el equipo negociador peruano. Se le recuerda, por ejemplo, el alcance de la Declaración de Doha, en relación con la salud pública, adoptada en el marco de las negociaciones comerciales multilaterales dentro de la Organización Mundial de Comercio. Sin duda se trata de una mención innecesaria, por cuanto los principales integrantes del equipo negociador han tenido participación importante en la OMC y conocen perfectamente los derechos y obligaciones que el Perú ha asumido.Pienso que es necesario que los funcionarios internacionales que desarrollan sus tareas en el Perú mantengan prudencia y discreción cuando opinen sobre asuntos internos y que respeten las decisiones soberanas del Estado, señala el ex presidente de Essalud, Ignacio Basombrío.