Qué mejor que el sólido norte para que Alan García se suministre la dosis de optimismo que necesita a seis días de las elecciones, a propósito de su reñida batalla con Lourdes Flores para pasar a la segunda vuelta. Su periplo arrancó ayer en Tumbes, donde decenas de simpatizantes lo esperaban en el aeropuerto. Tanta fue la aglomeración que en el intento por ver al candidato aprista inclinaron una de las rejas exteriores del terminal. Minutos después García decía, en un concurrida Plaza de Armas, que comprendía la decepción de la población por el sistema político. "Tienen todo el derecho de repudiar a un sistema frívolo. Pero nadie puede aprovecharse de la decepción del pueblo", afirmó. "Tenemos un plan de gobierno concreto para defender sus derechos. Tenemos experiencia. Aquí estamos para rechazar a los improvisados. Creo en el agro, en el campesino. Allí está la verdadera descentralización y lucha contra la pobreza", proclamó. No faltaron las promesas. Ofreció volver a promulgar una ley de zona franca para Tumbes (lo hizo durante su gobierno, pero Alberto Fujimori la derogó). En esta zona, que ha vivido de cerca conflictos limítrofes, también habló de soberanía marítima. "Firmar la Convención del Mar es renunciar a las 200 millas", dijo.