Un regalo bastante oportuno --por la sarta de declaraciones xenofóbicas, racistas y teñidas de violencia de los últimos días-- pidió ayer el presidente Alejandro Toledo en el día de su cumpleaños: que los peruanos no caigan en la trampa de la desestabilización o de la destrucción. "Que no destruyan la esperanza de la gente, que no dividan más", invocó el mandatario en el Patio de Honor de Palacio de Gobierno, luego de compartir el desayuno con unos 300 estudiantes de colegios nacionales, quienes le cantaron el "Cumpleaños feliz"."Solo puedo invocar al Perú unidad, tolerancia, esperanza. Encuentro esperanza en los rostros de los niños. Por eso me molesta mucho estas cizañas que dividen, esta intolerancia. Mientras los niños están tratando de enseñarnos a cerrar heridas, hay otros que pretenden dividirnos".