La intervención del Indecopi, que ha sentado un importante precedente sobre la política de devolución de impuestos y retenciones de la Sunat, pone sobre el tapete la urgencia de revisar la política tributaria.No hay duda de la eficiencia de la Superintenden-cia Nacional de Administración Tributaria (Sunat), que en los últimos años ha mejorado notablemente su capacidad operativa y fiscalizadora. Todo ello con positiva incidencia en la recaudación fiscal y en la capacidad del Gobierno de invertir y mejorar el servicio a los ciudadanos.Sin embargo, es evidente que hay algunos vacíos y errores en el ámbito tributario que deben ser corregidos para devolver coherencia y equidad al sistema. Sigue pendiente la reforma tributaria para que la presión recaudadora no dependa de los mismos y pocos contribuyentes formales; así como para simplificar el número de impuestos; y eliminar los impuestos antitécnicos que afectan la competitividad empresarial.Claro que hay que aumentar la presión tributaria. Pero esto tiene que basarse en una ampliación de la base de contribuyentes y en una guerra frontal contra la informalidad, el contrabando y la evasión que compiten ilegalmente contra la empresa formal y privan al fisco de recursos.Igualmente, tiene que evaluarse el sistema de exoneraciones, que hasta ahora solo ha causado forados financieros y corrupción; y crear una nueva cultura de tributación, para facilitar el pago de impuestos y hacer que los contribuyentes entiendan que para exigir y ejercer derechos deben antes cumplir su obligación de tributar.El Congreso y el Ejecutivo deben abordar el tema conjuntamente, con el apoyo de organismos técnicos, como la Sunat, y de representantes de los sectores económicos y la sociedad civil.